sábado, 17 de enero de 2009

Gabriel Arévalo | Cucuteño en China



El Toche chino: Gabriel Ernesto Arévalo Luna

Quiero empezar dejando bien claro que provengo de una familia acomodada. Sí, junto con mis padres, 3 hermanos y 3 hermanas, nos teníamos que acomodar en dos habitaciones pequeñas. En verdad, mi padre fue el único que trabajaba para sacarnos adelante.

Nací y me crié en Cúcuta. En la actualidad tengo felizmente cumplidos 40 años de edad. (Algunos, para darme consuelo, me dicen que no aparento los 40, sino 14580 días de edad y que no soy calvo sino que la cabeza me está haciendo “Striptease”).

Viví en Cúcuta alrededor de 30 años. Los demás en Bogotá, España, Francia, Japón, Aruba y China.

Estudié mi primer grado de primaria en la escuela Antonio María Claret Atalaya y los demás en la escuela K8 de los patios. La secundaria en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús dirigido por los hermanos de las escuelas cristianas. Aunque los valores promovidos en el colegio fueron fundamentales en mi formación, la marcada tendencia teológica no tuvo eco en mí para adoptar la vida de sacerdote o hermano cristiano.

Hasta la secundaria, me preocupaba mucho por sacar buenas notas, casi siempre ocupé los primeros puestos y lloraba cuando esto no ocurría.

Terminé mi bachillerato en diciembre de 1986 (promoción Virgilio Barco Vargas), y en 1987, empecé a estudiar idiomas en la universidad de Pamplona.

Por cumplir con mi deber patrio, tuve que suspender los estudios e integrarme a las filas del ejército nacional de Colombia. Allí solamente duré 3 meses (según el médico, debido a una protuberancia epidermal benigna en la rodilla izquierda) y me dediqué a trabajar el resto del año.

Como ya no pude continuar con mis estudios en Pamplona, me tocó trabajar como cobrador de una floristería llamada “Floristería la italianita”. (Aún creo que existe en la calle 14 con avenidas 0 y 1).

En este trabajo tuve el honor de conocer a distinguidas personalidades de la ciudad y entre ellas al Dr. Cicerón Flórez Moya (creo que aún continúa en LA OPINIÓN. Yo le decía doctor a todos mis clientes, para que pagaran sin remordimientos), quien era cliente de la floristería y se distinguió por ser “buena paga”.

En esa época, la gente pudiente eran clientes asiduos de la floristería y cumplían religiosamente con los pagos; Pero otros no tan pudientes, usaban los servicios florales pero, ¡Ay DIOS!, que problema tan tenaz para que pagaran.

Recuerdo que la dueña de la floristería, un día me preguntó: “Gabriel: Si le doy el 50% de 100 facturas morosas que tengo casi perdidas, ¿las puede cobrar? con esa necesidad tan tremenda, hice cuentas mentales rápidamente y si tenía éxito, me cuadraría como 4 sueldos mensuales de mi papá. Por consiguiente, la respuesta no pudo ser otra que un expresivo “Sí”.

Debido a que las culebras duras de roer eran casi siempre “Don Juanes” quienes habían enviado flores a sus tinieblas (entiéndase querida, amiguita, concubina o simplemente "moza”), utilicé la estrategia más fácil:

Después de que esos “clientes” mamaban gallo, haciéndome perder el tiempo con las típicas, “pase en la tarde”, “venga mañana”, “le tenía la plata ayer, pero como no vino", “el viernes me pagan la prima", etc., les dije: "Me da mucha pena, pero si no me paga el viernes, le cobro a quien recibió las flores". En ese momento, no pensé que esa amenaza inútil me fuera a representar ingresos equivalentes a 2 sueldos mensuales de mi papá, en menos de 15 días.

El trabajo en la floristería fue fructífero porque me permitió, como lo dije, conocer gente influyente. Debido a que estudiaba inglés en mis ratos libres, cambié mi trabajo y me dispuse a dictar inglés a domicilio a los hijos de familias adineradas. Posteriormente alternaba con clases de matemáticas.

A medida que mi vida transcurría, no perdía el norte de viajar al exterior. Pero para ello tenía que estudiar una carrera profesional.

Me inscribí en la amada UPFS y empecé a estudiar Ingeniería de Sistemas. A pesar de que mi meta primaria eran los idiomas. Simultáneamente con mis estudios de Ingeniería, me ganaba la vida dictando clases particulares y haciendo traducciones de inglés.

Ya con los conocimientos de informática, empecé a trabajar en varios institutos de la ciudad como profesor de informática. Softline, tecno-sistemas, comfaoriente, etc.

En 1995, me gané una pasantía becada, para estudiar seguridad informática en España. Lo cual me motivó mucho para seguir luchando con tesón y fé inquebrantable.

Después de muchos esfuerzos, trasnochadas, y batalla campal por alquilar un computador en el centro de cómputo del UFPS, me gradué en 1997 como Ingeniero de Sistemas.

Obtuve el primer puesto en el concurso que el SENA hizo para instructores de informática. Como era por contrato y algunas horas, alternaba con clases en el Colegio Santa Teresa y la “Casita, el hogar de la Joven”.

Mi visión por seguir viajando, continuaba.

En 1997 apliqué para un programa de capacitación en Japón durante 1 año. Lamentablemente, no me aceptaron. ¿Los motivos? no me dijeron.

En 1998, Trabajé como catedrático de la UPFS y la Universidad Libre. En este año volví a aplicar para el mismo programa de capacitación en Japón de 1997. Lamentablemente, no me aceptaron. ¿Los motivos? no me dijeron.

En 1999, Solamente trabajaba en la UFPS, Universidad Libre y en el SENA.

En ese momento, mi visión de viajar al exterior, se acrecentó hasta tal punto que volví a aplicar por tercera vez para el mismo programa de capacitación en Japón. Esta vez (cansados de mi terquedad digo yo) por fin me aceptaron. ¿Los motivos? Si me dijeron: ¡Era el candidato ideal!

Viajé al imperio del sol naciente durante el 2000. Fue una experiencia integralmente enriquecedora. En Japón, tuve la oportunidad de casarme con una oriental, pero el destino me dijo: espérate; todavía no puedes echarte la soga al cuello. ¡Se dañaron los planes de matricidio!

Cuando regresé a Cúcuta, seguí trabajando en el SENA y la UFPS.

Sin embargo era, como suelen decir mis padres, un parto de mula obtener un contrato. Razón por la cual decidí irme para Bogotá. Allí, conseguí algunos trabajos como docente y traductor. En el 2001, Viajé a Aruba a trabajar y a aprender papiamento. Pero solamente aguanté 1 mes.

Ya de regreso a Bogotá, tuve la oportunidad de casarme con una colombiana, pero el destino me dijo: espérate, todavía no puedes echarte la soga al cuello. ¡Se dañaron los planes de matricidio!

El tiempo pasaba y yo, a pesar de que no había logrado lo que quería, vivía feliz.

Pasaron los días, meses y años hasta el 2005, cuando se presentó la oportunidad de mi vida: Mi viaje a China.

En este momento trabaja para el GCSF (Gimnasio campestre San francisco de Sales) de Bogotá y en el Instituto ICAM. Estaba muy satisfecho con mi trabajo. No obstante, era ahora o nunca.

Con nostalgia inmensa renuncié al GCSF e ICAM y viajé a China en septiembre de 2005 para importar productos chinos hacia Colombia.

Necesitaría varias horas más para describir mi plácida vida en el gigante asiático que está despertando del letárgico sueño en que se encontraba. Conocí a una china bella (también de nacionalidad china), tuve la oportunidad de casarme y esta vez el destino me dijo: no te esperes, apúrate porque te pueden ganar de mano. Ya puedes echarte la soga al cuello.

Hoy no puedo decir que se dañaron los planes del matricidio, porque a diferencia de lo que puedan pensar muchos, es la mejor soga que me ha atrapado.

Al principio, mi vida en china fue muy difícil; ahora...también. Aunque ya me he acostumbrado a la comida, costumbres y tratando de entender (como me dijo alguien, esos garabatos), los caracteres del idioma Mandarín.

Los primeros días en este nuevo mundo, como es natural, me encontraba en un estado multisensorial: feliz pero confuso, cansado pero fuerte, con fe aunque temeroso por momentos; para adquirir serenidad recordaba el consejo de mis padres: “Solamente conseguirás lo que mereces y puesto que mereces lo mejor, avanza siempre sin dubitaciones”. Pensar así, me permitía estar absorto de confianza absoluta.

Aquí he experimentado situaciones extremas. Los fríos más gélidos (40 oC bajo cero) y los calores más sofocantes (45oC sobre cero). He podido observar la opulencia exuberante y la pobreza absoluta, en el mismo barrio de una misma ciudad.

Cada minuto, trataba de descubrir por mi cuenta, las razones del desarrollo acelerado de China. Una de las situaciones más sobresalientes de las cuales he sido testigo es la actitud de muchos gerentes, especialmente de las fábricas de producción de bienes de consumo diario.

Tuve la oportunidad de visitar varias de estas fábricas y los gerentes son totalmente opuestos a muchos de sus pares occidentales: diligencia, alegría, actitudes ejemplificante y mucho trabajo. No encontré rastros de burocracia. Vestuario normal sin suntuosidad, sin corbata y algunas veces en pantuflas.

Pero el comportamiento más admirable, fue el contacto directo con todas y cada una de las actividades de la empresa, incluyendo la limpieza, carga de elementos pesados, apoyo permanente a sus empleados y mucho más. No existen diferencias fehacientes entre los gerentes y sus subalternos, EXCEPTO, el salario. Los empleados chinos trabajan mucho con eficiencia, diligencia y proactividad, dejando en un segundo plano sus salarios.

En esto se parecen a muchas empresas colombianas (especialmente las gubernamentales). Indudablemente, ¡una gran lección para mí!

Sin ser prepotente, debo admitir que me siento uno de los seres más privilegiados del mundo. La razón es muy sencilla: Me llevo muy bien con mi suegra. Es más, ella me trata como a un DIOS: “Sabe que existo pero no me puede ver”. En verdad, nos llevamos muy bien. No se mete en mis cosas ni yo en las de ella. ¿O será porque no hablamos un idioma común?

Hasta hoy 21 de noviembre de 2008, llevo 38 meses viviendo en China. No fumo, no consumo bebidas alcohólicas, pero eso sí bailo pegado. Y puedo decir que, aunque extraño muchísimo a Cúcuta, Bogotá y a toda Colombia, soy feliz junto a mi esposa.

Mis planes son contribuir en algo con mi tierra. Aprender mucho y luego regresar para hacer mi aporte.

He aprendido por experiencia propia que:

1. Nada bueno es fácil

2. Hay cosas que solamente las aprendemos viviéndolas.

3. Si quieres obtener aquello que nunca has tenido, tienes que empezar a hacer aquello que nunca has hecho.

4. Para obtener algo, hay que imaginarlo, soñarlo vívidamente, trabajar fehacientemente y nunca desfallecer.

5. Se le atribuye a San Francisco de Asís: “Señor dadme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar; valor para cambiar las que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia”.

6. Yo no creo en la suerte como algo incontrolable. La suerte la construye cada cual con sus pensamientos puestos en acción.

7. Y la mejor manera de recibir, o la única diría yo, es dando.

8. Si amas lo que haces, algún día harás lo que amas.

9. Aunque hace falta, el dinero no es lo más importante en la vida. Alguien me dijo: Es cierto: el dinero no es lo más importante en la vida, sino LO ÚNICO IMPORTANTE.

He estudiado técnicas de traducción e interpretación y mi enlace como traductor Inglés-Español es: http://www.proz.com/profile/846728

¡Hasta siempre!

Gabriel Ernesto Arévalo Luna
Orgullosamente cucuteño
Ingeniero de Sistemas
Traductor-Intérprete Inglés<>Español
Docente
Conferencista motivacional de excelencia


1 comentario:

cesarbarros dijo...

Felicitaciones GABRIEL!!!

Desde su amada Cúcuta le envio un caluroso saludo milenario hasta la tierra del aloz... Tus compañeros y amigos nos regocijamos por tus exitos y logros alcanzados con valor, esfuerzo y dedicación.

Un abrazo para ti y toda tu familia (Con suegra incluida)...

CESAR E. BARROS
Ingeniero de Sistemas UFPS
Cúcuta, Colombia